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El semanal de Editorial Dossier, Carta de Publicidad, centra su edición en una entrevista a Juan Della Torre tras su paso por las jornadas del Marketing Day 2015.

Por Adriana Lazzeretti

Con su socio Matías Colombres se conocieron en McCann y pasaron por varias agencias de publicidad. Hace tres años concretaron esta idea de una agencia para buenas causas y el 70% de sus clientes están vinculados a la religión católica. Della Torre ve en el cristianismo una escuela de comunicación de la que no solo los hombres y mujeres, sino también las marcas, pueden obtener enseñanzas.

¿Cómo surgió el proyecto de La Machi?

JUAN DELLA TORRE: Yo trabajaba en McCann Erickson atendiendo la cuenta de Mastercard y veía como gastábamos un montón de dinero en patrocinios. Entonces me pregunté porqué, porque no hacíamos comerciales, como nos gusta a nosotros. Ahí me di cuenta de que a la gente le gustan los patrocinios porque las marcas pueden establecer ahí un vínculo con las pasiones de su audiencia. Entonces, mientras estábamos lanzando una campaña para Mastercard – la primera campaña totalmente digital y esto fue hace siete años – fui a misa un día de semana para despejarme. Entro a la iglesia, veo el corcho de la cartelera, fotocopias de fotocopias, información de bautismos, cursos prematrimoniales, todo comunicado de manera horrible. Ahí me cae la ficha y digo ‘cómo puede ser, si las cosas relevantes de la vida pasan mucho más por casarse, tener un hijo o despedir a un ser querido, que por algún Mundial’. Entonces pensé ‘acá hay una oportunidad de negocio y también una necesidad’. Me puse a estudiar qué había hecho la Iglesia en cuanto a su plan de comunicación y me di cuenta de que era perfecto, porque tiene el bestseller número 1, inventó el storytelling, el experience marketing, porque eso son las grandes catedrales: centros de experiencias. Inventó el branded content; Mozart, Bach, todos los grandes artistas de la humanidad han estado inspirados en lo religioso. Esto que los teólogos llaman teología de la comunicación, creo que puede ser utilizado, en el buen sentido, para ayudar a las marcas a comunicar mejor, de una forma más humana. Ahí, entonces, nos decidimos a fundar La Machi, con esta visión de una boutique creativa internacional para buenas causas. Acá tenemos el hub creativo que es un equipo creativo y un equipo de desarrollo, y en Barcelona tenemos una oficina comercial desde donde atendemos a nuestros clientes de Europa.

¿Por qué el nombre es «La Machi»?

DELLA TORRE: La machi es la anciana sabia de las tribus mapuches. Así como tienen un cacique que es el líder político guerrero, está la machi que es una mujer, que es anciana y que es la que comunica las buenas causas entre la comunidad y la divinidad de ellos, que es el dios Sol. Lo comunica a través del arte, por medio de un tambor. Nos gustó esta imagen para ser nosotros machis de esta sociedad.

¿Cómo definen buenas causas para su negocio?

DELLA TORRE: Son causas que tienen que ver con la emotividad de la gente y, de alguna manera, de poder devolver a la sociedad un bien. El consumidor cambió. Hace diez años nos pedía a los publicistas hacer cosas transgresoras, hace cinco años nos pedía que lo hiciéramos reír, y hoy nos pide que tengamos buenas causas. El consumidor va a canalizar estas exigencias a través de distintas instituciones: puede ser las religiones, las ONG y los gobiernos, y hoy creo que las marcas también pueden ocupar ese lugar. Está bueno hacer el bien pero también creo que hacer el bien conviene. Hoy es más rentable trabajar sobre buenas causas que en otras formas de comunicación.

¿Cómo ves a las marcas en esta misión, en qué momento del desarrollo de este camino las ves?

DELLA TORRE: Hay que romper un paradigma, o un prejuicio, y es que las buenas causas son patrimonio del área de responsabilidad social corporativa dentro de las empresas. Siempre se debate si va a recursos humanos, a comunicaciones institucionales o a marketing, pero hay que tener claro que las buenas causas son una oportunidad de marketing, son opciones posibles de comunicación, porque la disposición emotiva de los clientes está en las buenas causas. Hay que saber encontrarlas. Una buena causa puede no ser relevante para una marca. Algunas empresas lo han logrado muy bien.

¿Qué pasa cuando una empresa exhibe en su comunicación una buena causa, pero en la realidad no está haciendo un bien real? 

DELLA TORRE: A veces las empresas dicen que hacen cosas buenas pero no las terminan de hacer. Esto se llama greenwashing y se puede usar como una forma de manipular al público, pero ahí estará en la conciencia de cada responsable de marketing o comunicación si lo que quiere es construir una marca en el largo plazo o en el corto plazo, si quiero ascender en mi carrera o darle valor a la sociedad. A la larga las cosas salen a la luz.

Volviendo a la comunicación de la Iglesia, ¿cómo construyó el Papa Francisco su marca?

DELLA TORRE: Es una marca poderosísima que se construyó en solo 10 meses. Hoy el Papa Francisco no solamente es el líder de una religión sino que es el personaje público número 1, el más buscado en Google, del que más gente habla en Facebook y en Twitter, es el hombre que tiene más retuits en todo el mundo. ¿Cuáles son las claves de este éxito, cuando está contando una historia que es inverosímil? El disparate más divinamente genial que hay es que vamos a morir y vamos a resucitar. No tengo forma de convencerte con la razón y, sin embargo, este señor y esta institución pueden contar esta historia a través de la teología de la comunicación y resulta creíble para la gente.

¿Qué pasa con la parte política de las buenas causas? ¿Cómo la deben encarar las empresas? 

DELLA TORRE: Hay un momento en que hay que poner quinta y arriesgar. El día que arriesgue, a cualquier marca le diría que piense cuáles son sus valores y cuál es su propuesta única del producto, y sobre eso encontrar cuál es la buena causa relevante. Creo que todas las marcas pueden encontrar su buena causa.

¿Qué lugar tienen en esto los medios digitales y mobile?

DELLA TORRE: Nosotros tenemos algunas experiencias en esto. Una es Click To Pray, que es una aplicación que hicimos para que la red de oración oficial del Papa Francisco, que tiene 40 millones de personas, pueda llegar a los jóvenes. Buscamos un medio que sea íntimo, tan íntimo como el cepillo de dientes, creo que los medios digitales son una gran oportunidad y están rompiendo el esquema de los intermediarios, por eso afloran las buenas causas solas. Antes la información estaba siempre canalizada por instituciones, intermediarios. Hoy, el mundo digital, nos deja un gran espacio para poder jugar directamente con el centro de los problemas. A algunos sacerdotes y obispos no les gustaba Click To Pray, porque la gente iba a tener un contacto directo con esta propuesta religiosa. No iba a ser el domingo en la misa. Vos, como marca, podés aceptar que la intermediación está rota o lo podés negar. Si vos lo negás, otro lo va a a entender y lo va a aprovechar.

¿Cuáles son los clientes que tienen en Barcelona y en Argentina?

DELLA TORRE: Tenemos tres tipos de clientes: ONGs, instituciones religiosas y algunas marcas, pero este año hemos crecido mucho en comunicación religiosa y tenemos un 75% de clientes que están en este grupo. Entre ellos, el Vaticano, Aleteia (el medio de información religiosa católica más grande del mundo), la red oficial de oración del Papa, los Jesuitas mundiales. En Argentina estamos con Voces Católicas, que forma periodistas para poder participar en debates públicos, estamos con un proyecto de fundraising para la Parroquia San Benito Abad, con los monjes trapenses.

¿Las instituciones religiosas son comunicadores activos?

DELLA TORRE: Se da una paradoja que es que su principal misión es comunicar, contar una historia y hace mucho tiempo lo hacían muy bien. Pero algo pasó por lo que se han divorciado de la estética, de la profesionalidad y de hacer las cosas bien.

¿Pueden tener cuentas competitivas, de otras religiones?

DELLA TORRE: Hoy la principal competencia es la cultura de la indiferencia, o sea que si vinieran los evangélicos o los judíos, o los islámicos, mientras no neguemos lo que dicen nuestros clientes podemos trabajar perfectamente. Ahora estamos trabajando en dos campañas, una por el diálogo interreligioso y mostrar que existe una cultura del encuentro, y lo que le estamos mostrando al mundo es que está bien que haya gente diferente, que no pasa nada. Hoy la violencia religiosa está peor que nunca, hoy hay más mártires cristianos que en el siglo I con los romanos, esta es la otra campaña en la que estamos trabajando.

 

EL PUBLICISTA DEL PAPA FRANCISCO

El argentino creó La Machi, una agencia «especializada en buenas causas» que desarrolla una app para el Vaticano

Por Luján Scarpinelli  | Publicado el 1º de junio de 2015 en la edición impresa de LA NACION 

Lo inspiró el role model de un emprendedor que con 12 followers creó la primera agencia de comunicación, hace más de 2000 años. De paso por Roma, en medio de un año sabático, Juan Della Torre inició otra aventura. Exploró la guía telefónica romana, compró una corbata y fue a tocar el timbre en una oficina de la Via della Concilliazione. Lo atendió el hombre que oficiaba, con título eclesiástico, de director de marketing de la Iglesia; lo invitó a pasar y conversaron. No fue la única vez.
Por estos días, el joven abogado devenido en creativo desarrolla aplicaciones para aggiornar la comunicación de la Iglesia, una vieja demanda que llegó a manos de Francisco. Como lo hizo en el timeline de Twitter, la Iglesia quiere ganar un espacio en las pantallas, entre WhatsApp, Facebook y Tinder. Della Torre dio uno de los primeros pasos para unir los dos mundos con «Click To Pray«, una aplicación para rezar de la red de oración oficial del Papa, creada en su «boutique creativa«, La Machi. Pero, ¿cómo empezó todo? Juan y su flamante esposa estaban en Tailandia cuando se enteraron: el nuevo Papa era argentino. Hasta allí habían llegado en el viaje que alejó al publicista de las multinacionales McCann Erickson y TIMwe, tras una década de experiencia. Salieron del país después de que él terminara un MBA en marketing a probar lo que había escrito en su tesis: crear una agencia de comunicación para las buenas causas que funcionara como un negocio. San Francisco, Tokio, Bangkok, Berlín, Londres… donde quiera que fueran, el vínculo con lo divino siempre estaba presente. Pero rara vez se valía de herramientas digitales. El ejemplo estaba cerca: en el templo al que asistía, los avisos parroquiales que no se anunciaban a viva voz en el altar eran fotocopias desteñidas pinchadas en un corcho. Y aún así, el mensaje seguía llegando.
Juan, que veía a las marcas invertir millones para acercarse a las emociones de sus consumidores, descubrió la oportunidad. «Justamente, las marcas buscaban evangelizar a sus potenciales clientes«, dice Della Torre a LA NACION, en su paso por Buenos Aires, donde llegó para participar de un evento organizado por la Asociación Argentina de Marketing. El término, tomado de la religión, era la estrategia de las compañías ¿Por qué no aplicarlo a las buenas causas? ONG, marcas e instituciones podían potenciarse «vendiéndose mejor». Así empezó el camino hacia el Vaticano. La agencia, con presencia en Barcelona y Buenos Aires, fue convocada por la oficina del Apostolado de la Oración, en Portugal, para buscar soluciones a un problema creciente: cómo llegar a los jóvenes. La unión del marketing con lo social y religioso dio como producto la appmobile (disponible para Android e iOS), que propone oraciones simples y breves en tres momentos del día, y varían cada jornada.

La prueba piloto fue un éxito (100.000 descargas en tres meses) e hizo que el Vaticano mandara a desarrollar una versión global para modernizar en 110 países la red del Apostolado de la Oración, de 150 años. «Sigan adelante». Della Torre se emociona al recordar la bendición del Papa, que, en la formalidad de una encíclica o en 140 caracteres, quiere llegar a propios y ajenos con mensajes directos.

La religión y el marketing hablan un mismo lenguaje. «Jesús, con sus parábolas, usaba la técnica del storytelling (contar historias); las Cartas a los Apóstoles son ejemplos de maketing directo; y las catedrales, centros de experiencia de marca«, dice el experto. Las obras de Miguel Ángel, Leonardo o Mozart, inspirados en la fuente divina, valen de contenidos auspiciados, continúa. A la inversa, la Iglesia tiene sus 4P, fórmula básica del marketing: producto (Vida Eterna), precio (cero), plaza (la Tierra), promoción (anunciar el Evangelio). «Y como una marca, necesita un plan de comunicación, asignar recursos y acelerar los tiempos», dice Della Torre.

Un posteo diario en Facebook no puede enredarse en burocracias de aprobación. Sin pudores, el publicista explica que La Machi tiene una lógica de empresa: «Estamos en la crudeza del mercado, sin ánimo de lucro desmedido».

¿Qué sigue? ¿Libros enormes compilados en una app? ¿Consultorios de atención al fiel en redes sociales? ¿Un Netflix con contenidos católicos? Un argentino abrió la puerta, ahora se trata de innovar. Un mercado de unos 1300 millones de católicos, espera con ansias.