Hola, hermano Medio Ambiente

Hoy se ha tergiversado la relación entre el ser humano y la naturaleza. Se ha llevado a dos extremos opuestos y, sin duda, contradictorios.

Por un lado, se explota al medio ambiente: es destruido por el hombre con fines económicos que benefician a unos pocos, mientras millones de personas son privadas de los recursos básicos. Un modelo tan injusto como insostenible.

Y por otro, se pretende excluir toda intervención humana en el mundo natural porque el hombre es “el malo de la película”. Sería una preservación del medio ambiente sin hombres ni mujeres. Hay exaltados que plantean la extinción de la especie humana. Un modelo disparatado.

Podríamos hablar desde un punto de vista creacionista, de intervención divina, pero no vamos a hacerlo. Incluso en el caso de que el mundo y la vida hayan surgido por un misterioso azar, el hecho es que ahí están. Y el hecho es que nuestra relación con ese mundo es de comunicación, de interacción: admiramos un paisaje, nos comemos una fruta, regamos los geranios o nos bronceamos al sol.

Hablamos de comunicación y, en este caso, cualquier experto en marketing sabe que, en general, funciona mejor la del tipo emocional que la del tipo racional. Comunicar emociones o sentimientos es más eficaz.

No consideremos a Francisco de Asís como un santo y suspendamos, por un momento, toda connotación religiosa de su persona. ¿Qué nos queda? Un comunicador emocional de una genialidad insuperable.

¿A quién se le ocurre llamar “hermano” al sol, al lobo, al gorrión; y “hermana” a la rosa, a la manzana o a la propia muerte? Solo a un genio creativo, claro.

Éste es exactamente el modelo de comunicación que aplicamos a las buenas causas sustentables y ecológicas. ¿Podemos llamarlo “amor al medio ambiente”? Sin duda. Es lo que inspiró a Francisco de Asís. Y lo que inspira al Francisco actual, Papa de la Iglesia Católica.

¿Se imaginan que una marca hubiese dicho en su campaña “hermanos árboles” o “hermana agua”?

Por Paco Segarra – Consultor Creativo de La Machi. (@pakez)